mayo 21, 2011

Vurnerabilidad placentera.

     Recordaba que había muerto, recordaba que no había existido, recordaba que había visto pasar toda mi vida por enfrente de mis ojos, corriendo como un Ferrary manejado por un loco. Nunca había sentido eso, nunca pensé que podía sentirlo, estaba mareada y cansada, mi cuerpo estaba ultrajado de tanto amar, de tanto ser amada, pero sobretodo de tanto amar. Mis sentidos estaban perdidos, junto con mi consciencia rumbo a otro lado, a otro mar, a otro mundo. Aguardé un segundo y pensé en todo lo que había pasado-¿se podría repetir? ¿se podía?-y de allí me di cuenta que se abrí una puerta-en realidad él la abrió-en el mundo sexual, me sentía mujer, sentía que podía volar, a pesar de estar adolorida. Me encontraba parada en ese diminuto espacio para ducharme, el agua caía sobre mis pechos y mi mirada de dirigía hacía al piso, viendo el agua correr por mis pies hacía el desagüe, me sentía vulnerable, a la vez con fuerzas, me sentía cansada y con energías, una vibrante energía que crecía desde mi clítoris hasta el fondo de mis neuronas y descartaba con todas mis experiencias anteriores, que quedaban como simple cosquillas, cómo simples espasmos ante toda la magnitud de los orgasmos que había sentido, que había vivido, que me habías proporcionado.
     Después de todo me arriesgué, me deslicé por un túnel oscuro y con la curiosidad de que lo fueras lo suficientemente real para atraparme-y en efecto lo hiciste- y no hacerme perder más que el tiempo y el dinero invertido, me sofocaste de placer, me hiciste caer en ese espiral de orgasmos con los cuales siempre había soñado, que había escrito, descrito y sudado bajo las sábanas de mi cama, junto con mis dedos y mis calientes fluidos que provenían del fondo de mi ser. Bueno, el simple hecho es....¿Porqué no cedí antes, ante tí?, ¿Porqué no me entregué a tus manos masculinas me derretí en el placer?, ¿Porqué, porqué?. Me entregué a bastardos sin gloria, sin neuronas algunas que sólo presumían de sus penes erecto las 24 horas del día, los 7 días de la semana, hombres básicos, con aspiraciones básicas y mundanos como la pasta y el arroz, pero ya te descubrí y no te dejaré ir, no importa qué tan vulnerable me sienta despues de todo, me encanta sentirme así, me encantaba que TÚ me hicieras sentir así, más que amada, más que querida, más que excitada.